sábado, 3 de enero de 2015

Viaje hacia otro despertar...

¡Oh, si no viviera yo en esta quinta generación de hombres, o más bien, si hubiera muerto antes o nacido después! Porque ahora es la Edad de Hierro. Los hombres no cesarán de estar abrumados de trabajos y de miserias durante el día, ni de ser corrompidos durante la noche, y los Dioses les prodigarán amargas inquietudes. Entretanto, los bienes se mezclarán con los males.  Hesiodo (~800 AC?) Los trabajos y los días. Libro I


SEÑALES

Están. Están desde siempre, creo,  como signos que esperan convertirse en  designios. Exigencias no exigidas que esperan transformarse en funciones y trabajos, funciones y trabajos cuyos significados van a trastocar la realidad personal para poder expresarse sin velos ni subterfugios hacia  la otredad. Y al transformar la realidad, actuar como quien traspasa un velo desconocido hacia otra dimensión, otras dimensiones…

FUERZAS

Están detrás de las señales. Aceptarlas es aceptarse  uno mismo, más no “en lo mismo, insistiendo en lo mismo,  encerrado en sí mismo”. Las Fuerzas se evidencian de múltiples y variadas maneras, por momentos tan intensamente que resultan ineludibles. Está en uno percibirlas y sentirlas parte de uno, o ignorarlas y seguir “igual con lo mismo”. Cuando se empieza a entender esto, se tiene la certeza de que la búsqueda terminó. Y entender significa  aceptar las funciones y los trabajos que se deben cumplir. Cumplir no porque las fuerzas lo exijan. Al cumplir con una función “asignada” (por así decirlo), uno deja de evitarse y se encuentra, en completa libertad y en plena capacidad de uso de todas las potencialidades. Entonces, el individuo despierto crece, se amplía sin perderse, sin dejar de ser “sí mismo”, y participa en la construcción y el desarrollo del Equilibrio en la Armonía. Sin explicaciones, se comprende el por qué, el cómo, el cuándo, el dónde… En una palabra, se empieza a “saber”, y en ese comenzar a saber,   también “se sabe” que no se lo va a evitar. Sin retorno, sin culpas ni remordimientos, sin miedos ni engaños. Metafóricamente hablando, más que un cambio de piel, un trasplante cardíaco.

SIGNOS

Se elabora una lista de signos que, como una cadena, eslabón tras eslabón,  han señalado desde lejanos tiempos un destino posible, uno de tantos pero uno diferente a todos los conocidos,  que sistemáticamente se ha ignorado, cuando no, rechazado. Más cerca, comenzando desde el final para ir al principio, el 2014 ha marcado definitivamente con su último día, el fin, no de un ciclo sino de una sistemática, sistemática del pensamiento, de los sentimientos y de la acción,   cuyos significados la propia hermenéutica no lograba desentrañar por no contar con las herramientas adecuadas. Final de un ciclo, ahora sí, donde alternaron luces que deslumbraban y sombras de una oscuridad amedrentadora. El 2015, comienzo de un ciclo en el que “se comprende el por qué, el cómo, el cuándo, el dónde. En una palabra, se sabe y se sabe que no se lo va a evitar”. La luz no deslumbra, la oscuridad no atemoriza.

FUNCIÓN Y TRABAJOS

La función es “estar”. Y el primer trabajo es “mantenerse estando”. Adentrarse en la oscuridad, llevando hacia allí la luz, contención donde aparezca el desborde, sostén en el desequilibrio, afecto y compañía ante el desamparo y el desamor, seguridad de la presencia ante el abandono y el temor a la soledad. El estar y el mantenerse estando no es estático, es dinámico, variable, dúctil y versátil, mientras las señales se intensifican, los signos se multiplican y las fuerzas nutren y alimentan la propia fuerza. El siguiente trabajo, definirse, y hacerlo clara, sincera y honestamente, para que se entienda clara, sincera y honestamente, sin juegos que disloquen o interrumpan el flujo del mutuo accionar. La función que se requiere aquí es la de cuidar, proteger, estimular, acompañar ofreciendo el apoyo de una compañía inmanente que sirva de sostén a la otredad, para que, cuando sea, brote y se abra como una crisálida al aire luminoso que la ha esperado desde siempre. El último trabajo, saber que la propia función ha terminado al ver volar a la otredad hacia su propio encuentro con la vida.


ALMAS GEMELAS

Se habrá sido durante un tiempo (si aceptamos que el tiempo existe)  “alma gemela” de la otredad, con trabajos y funciones diferentes, con  un trayecto paralelo a desarrollar y cumplir y con lo que nosotros, los humanos maldefinimos como “un principio y un final”. Porque  el encuentro de dos “almas gemelas” está destinado, es inevitable. Tarde o temprano siempre se produce, porque el crecimiento, el desarrollo y la evolución lo requieren y, conceptualmente, lo demandan. Esas almas gemelas que cumplieron con sus trabajos y sus días, que se encontraron y luego tomaron cada una su camino, o no, pues el destino no se anuncia in toto sino paso a paso, estarán siempre unidas, serán siempre
libres una en la otra como participantes de un Todo.           
           

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