jueves, 28 de diciembre de 2017

SOBRE LA DEFINICIÓN BIOLÓGICA DE LA SEXUALIDAD (la genética de la sexualidad)

Reproducción sexuada:

Los rasgos particulares de los diferentes temperamentos  se transmiten por herencia mediante los genes, siendo  este proceso, el resultado de la expresión de la carga genética de cada individuo, recibida a través de los 23 cromosomas del padre y los 23 cromosomas de la madre.  Siendo el cromosoma y o el del padre lo que define el sexo del futuro individuo. Esta nota apunta a analizar, si es posible,  el mecanismo biológico mediante el cual  la sexualidad  se  trasmite a los hijos. Si el mecanismo  es o está predeterminado por  el comportamiento de los genes de alguna de  las células involucradas.

Mecanismos de la reproducción

La reproducción sexuada, utilizando los gametos femeninos (ovocitos) y masculinos (espermatozoides) a través de la Meiosis I y II produce, en los pasos previos a la fecundación, células con la mitad de la carga genética (haploides = 23 cromosomas). Cuando se unen, forman el propósito de un nuevo individuo (diploide= 46 cromosomas), o varios, si el azar o algún mandato celular produce mellizos, trillizos, etc.. “En los pasos previos a la fecundación”, dije. En la línea masculina, es así. En la femenina no es así. La Meiosis tiene dos divisiones, la I y la II. En la mujer, la I se produce en el ovario, es la más compleja, se inicia a los 7 meses (etapa fetal) y se completa en la pubertad y hasta la menopausia. La I es de mezcla y recombinación, incluyendo el crossig-over entre los cromosomas, la II es una mitosis, de simple duplicación, Pero la II se detiene en la metafase tres horas antes de la ovulación, cuando el ovocito será expulsado hacia la trompa de Falopio a través de los mecanismos de la ovulación.

La Meiosis II que producirá el ovocito definitivo y el 2º cuerpo polar,  se ha detenido en  “metafase”,  fase que sólo ejecutará al ser fecundado. La presencia del espermatozoide en el citoplasma del ovocito, produce algo que provoca o incita la culminación de la Meiosis II en éste. De la Meiosis II surgen el ovocito 2 y el 2º cuerpo polar que  será  descartado como lo fue  el 1º cuerpo polar. A continuación los dos pronúcleos haploides, masculino y femenino,  duplican su ADN, disuelven la membrana nuclear, se unen e inmediatamente se  dividen mitóticamente. Se ha formado el zigoto o primeras células embrionarias,  son dos, no una, (el zigoto nunca es unicelular) diploides (46 cromosomas) que continuarán dividiéndose por mitosis, completando la etapa preembrinaria  como blastocisto. Luego de la implantación dará comienzo a  la etapa embrionaria. O sea que el ovocito fecundado no es un zigoto. Ni siquiera un ovocito definitivo. Debe completar la Meiosis II, dividir su material genético, descartar la mitad como “2º cuerpo polar”, luego duplicar su ADN, constituirse en pronúcleo femenino, unirse con el masculino, dividirse con él y producir las dos primeras células del futuro individuo. A estas dos células podemos denominar “zigoto”.

Definición del sexo

Al unirse un espermatozoide x (similar) con el óvulo, da origen a una hembra (xx). Al unirse un espermatozoide y (diferente) con el óvulo, da origen a un macho (xy).
Los espermatozoides x no son iguales que los y. Son, por lo menos más densos y más resistentes. Los y son más frágiles y más rápidos.

Definición de sexualidad

Volviendo a la meiosis II del ovocito en metafase: la hipótesis es que el espermatozoide que ha ingresado al citoplasma del ovocito I, impulsa, promueve , mediante algún mediador químico, enzimático, según sea x y,  cuál de los dos pronúcleos femeninos ha de quedar como ovocito II y cuál será descartado como cuerpo polar II. De ser esto así, no son iguales genéticamente los dos pronúcleos del ovocito II. Hay uno masculino y otro femenino, por así decirlo.  Si ingresa un espermatozoide x se descarta como cuerpo polar II el masculino;  si ingresa un espermatozoide y se descarta como cuerpo polar II el femenino. Esta diferencia de los dos pronúcleos del ovocito  decide la sexualidad del futuro individuo: masculina en un cuerpo de hombre y femenina en un cuerpo de mujer. Queda así asegurada la reproducción de la especie. La Naturaleza a través de la Biología lo ha determinado así. De otra manera, no se justificaría que el ovocito detenga la meiosis II en metafase  antes de la ovulación, y sólo cuando es fertilizado la continúe y complete. Que el cuerpo polar II y el pronúcleo del ovocito definitivo no son iguales lo demuestra el hecho de haberse detenido la meiosis II en metafase y sólo es reanudada  y completada luego de  ser fecundado. La diferencia entre ambos pronúcleos definirá el sexo cerebral del futuro individuo, o sea la sexualidad, y esa diferencia debe de encontrarse en los genes del cromosoma x.

Hay receptores de estrógenos alfa y beta y receptores de andrógenos en el cerebro y  está estudiada su implicancia en el desarrollo del sexo cerebral que, en definitiva, definirá la sexualidad del individuo. Los cerebros masculino y femenino no son iguales, y además de su tamaño y distribución de sustancia gris y blanca, difieren en los receptores mencionados.

La receptividad disminuida a los estrógenos alfa y beta produce feminización del cerebro. La sensibilidad aumentada a los estrógenos potenciada por la conversión de los andrógenos en estrógenos por la “aromatización” del proceso, a través de la enzima aromatasa,  produce un cerebro masculino.

Estas dos variantes, simplificadamente hablando, son definidas, una u otra, al cumplirse el proceso de la meiosis II en el ovocito I, donde y cuando, seguramente, la porción del cromosoma x que se corresponde con el espermatozoide ingresado quedará como pronúcleo del ovocito II, y la otra porción del cromosoma x que no se corresponde con el espermatozoide ingresado, se descartará como cuerpo polar II. O sea que habría una genética favorecedora del cerebro femenino, con receptores alfa y beta estrogénicos dormidos, y una genética favorecedora del cerebro masculino con receptores alfa y beta estrogénicos muy activos y complementados con la aromatización de los andrógenos que se convierten en estrógenos. El gen SRY del cromosoma y del espermatozoide masculino habrá dispuesto el desarrollo de los testículos y testosterona, dando el fenotipo masculino, y es completado de esta manera con el cerebro masculino (que no es total la diferencia con el femenino, algunos hablan de un mosaico).

La baja receptividad a los estrógenos da por resultado el cerebro femenino y por ende, sexualidad femenina, cuyo fenotipo se desarrollará como femenino simplemente por no estar presente el mencionado gen SRY del cromosoma y masculino, y ayudado por la presencia de la alfa fetoproteína que protege de  la masculinización al cerebro femenino.

La chica danesa y otras

Por otro lado, se pueden leer los secretos de la naturaleza a través de sus  resultados no deseados para la especie que ponen en evidencia la sistemática seguida. Sabemos que hay casos de hombres con el cuerpo de mujer y mujeres con el cuerpo de hombre. Los seres humanos definidos como transexuales o con disforia de género.  El caso tan difundido en la famosa película titulada  “La chica danesa” demuestra el drama vivido por  una mujer que nace con el cuerpo de un hombre. De sexo masculino, su sexualidad es netamente femenina.  Se repite en las películas recientes «Conociendo a Roy», un hombre con cuerpo de mujer  y «Jake» , otro caso de una niña con cuerpo de varón (*). En estos casos, la sexualidad está trastocada, ya sea que el ovocito leyó mal el mensaje del espermatozoide, o el mensaje del espermatozoide era erróneo,  o no lo hubo  (podría ser por carencia o presencia del mensajero la definición). O por algún otro mecanismo que habría que investigar. Descubrir este mecanismo es la clave para abrir la puerta del conocimiento de la metodología biológica de la sexualidad. Una de ellas sería el estudio genético de ambos cromosomas x, el del cuerpo polar II y el del ovocito II.

(*) se pueden ver por Netflix.

Sexualidad y reproducción

En la reproducción humana (y en las otras reproducciones sexuadas seguramente), se producen un número importante de errores, con sistemáticos descartes o no por parte de la Naturaleza. Sin que sea peyorativo el término, el error al unirse un espermatozoide con el pronúcleo del ovocito que no coincide con su sexo, produce un individuo que no asegurará la reproducción de la especie, ya que su sexualidad lo inclinará hacia su propio sexo.

Opciones

En definitiva, en la reproducción sexuada (la humana es una de ellas), hay dos secuencias de opciones para definir al futuro individuo. Que un espermatozoide x o un y fecunde al ovocito I define el sexo, y la segunda es que el pronúcleo que quede de la meiosis II defina la sexualidad, el sexo cerebral,  acorde con el fenotipo definido por el cromosoma x o y del espermatozoide.

Sexo y sexualidad.
Definición

Sexo, definido por las células reproductoras masculinas. Sexualidad (sexo cerebral),  definida por las células reproductoras femeninas. En el caso de éstas, el pronúcleo del ovocito I antes de completar la meiosis II tiene la potencialidad de estimular el desarrollo de un cerebro masculino o femenino. Al descartarse como cuerpo polar II el que no coincide con el cromosoma sexual del espermatozoide, queda definida la dupla sexo-sexualidad armónicamente. Pero, a veces no es así, y esto está demostrado en la vida real.

Transexualidad

Conocer la realidad íntima de la reproducción sexuada en humanos y encontrar los mecanismos genéticos y bioquímicos que los inducen o bloquean, permitiría elaborar una teoría científica sustentable basada en la definición femenina de la sexualidad, como se expresó anteriormente, y de esta manera, descartar definitivamente las teorías que interpretan a la «transexualidad» como un producto del carácter de un individuo, y que en cualquier momento, podría ser mutable o reversible (algunos lo piensan factible).

Estudios recientes sobre cambios neuronales en cerebros de individuos transexuales

La Universidad Católica de Valencia publica un trabajo  titulado: “Causas de transexualidad. ¿Existe un gen de transexualidad?

No concluyen que haya un gen de la transexualidad, pero enfatizan las diferencias entre los cerebros masculino y femenino, y su correlato en la transexualidad.

ROSA Mª FERNÁNDEZ GARCÍA Y EDUARDO PÁSARO MÉNDEZ Departamento de Psicología. Área Psicobiología. Universidade da Coruña
Publicaron en  Cuadernos de Bioética XXVIII 2017/3ª  un excelente trabajo, titulado:
¿LA IDENTIDAD SEXUAL ES UNA OPCIÓN? UN ESTUDIO SOBRE LA BASE GENÉTICA DE LA TRANSEXUALIDAD, donde ese expone la posible  base genética de la Transexualidad o disforia de género, hablan del Sexo Cerebral y de sus receptores alfa y beta estrogénicos y los androgénicos, las diferencias anatómicas y estructurales de los cerebros masculino y femenino y explican que encontraron simetría en la transexualidad MtF (Male to Female) con el femenino, y en la transexualidad FtM (Female to Male) con el masculino.

Refieren que los receptores de andrógenos (RA)  y los receptores de estrógenos alfa y beta (ER alfa y ER beta)  están implicados en la diferenciación sexual del cerebro masculino. El ER alfa en la masculinización del cerebro, y el ER beta en la desfeminización del cerebro.

Por otro lado, en el individuo femenino, además de la receptividad disminuida a los estrógenos, se encuentra la alfa-fetoproteína que protege el cerebro femenino de la masculinización cerebral.

Conclusión

La Naturaleza define los sexos a través del individuo masculino de la especie. En cuanto a la sexualidad, sexo cerebral, podemos pensar de acuerdo a lo expuesto aquí que sería definida por el individuo femenino de la especie, concretamente por su cromosoma x, inducida por el elemento masculino de la reproducción.

Esta propuesta no pretende ser otra cosa que una teoría que quizá motive a alguien a analizar, estudiar, buscar confirmación o descarte, metodología científica mediante.

Podemos hablar, entonces,  de la genética de la sexualidad,  Y la genética de la transexualidad  habría que buscarla en  una variante de la primera.

Comprobar científicamente que la «transexualidad» es definida biológicamente, libra a la persona de la disforia de género, .ahorraría a los involucrados y a su familia un sinnúmero de dudas y temores y conflictos, y permitiría actuar con mayor libertad y conforme a derecho.

Alberto Campos Carlés- médico. Argentina

Referencias:

LANGMAN, EMBRIOLOGÍA MÉDICA, T.W. Sadler, 12ª edición (Copyright de la edición española 2012 Wolters Kluwer Health, S.A., Lippincott Williams & Wilkins. Trad. Juan Roberto Palacios Martínez, Rev. Técnica, María Dolores González Vidal).

ROSA Mª FERNÁNDEZ GARCÍA Y EDUARDO PÁSARO MÉNDEZ Departamento de Psicología. Área Psicobiología. Universidade da Coruña. Cuadernos de Bioética XXVIII 2017/3ª: ¿LA IDENTIDAD SEXUAL ES UNA OPCIÓN? UN ESTUDIO SOBRE LA BASE GENÉTICA DE LA TRANSEXUALIDAD

Universidad Católica de Valencia: “Causas de transexualidad. ¿Existe un gen de transexualidad?



miércoles, 1 de febrero de 2017

En el chat con F.K.

Alberto dice:
“¡Hola, Franz...!”
Franz dice:
“¡Hola, Alberto, gracias por venir!”
Alberto dice:
Traje un juego, Franz. Y quisiera verte sonreír.”
Franz dice:
“Agradezco tu intención, pero no creo que lo logres...”
Alberto dice:
“¡Déjame intentarlo...!”
Franz dice:
“¿En qué consiste el juego? Me has intrigado...”
Alberto dice:
“Cada uno pone un texto breve. El último en retirarse, gana”.
Franz dice:
“Ya ganaste. Estoy retirado desde hace una eternidad”.
Alberto dice:
“No te hagas el esquivo. No es el juego de las escondidas. Comienzas tú”.
Franz dice.
Está bien. 

“Quien vive abandonado y querría sin embargo de tanto en tanto ponerse en comunicación, quien teniendo en cuenta los cambios de horas del día, del tiempo, de la actividad profesional y cosas por el estilo, quiere ver simplemente algún brazo cualquiera del que se pueda tomar, no podrá prescindir por mucho tiempo de una ventana que dé a la calle. Y a él le pasa que no busca nada, y sólo se acerca al alféizar de la ventana como una persona cansada cuya mirada oscila entre el público y el cielo; y aunque no quiera y haya echado hacia atrás la cabeza, los caballos lo arrastran abajo con su séquito de coche y ruido, le dan por último la compañía humana.”(1)

Alberto dice:

”Ruido humano. Aumenta y declina en intensidad como las ondas de radio. Se acerca y se aleja. Se separa y se funde, distorsionándose. La parte más lejana del ruido parece melódica. La cercana es vulgar, casi desagradable. Hay una fuerza que relaciona cada ruido en particular, hasta producir esto, tan heterogéneo y a la vez uniforme. Si es el motivo de la reunión, no tiene trascendencia. Podría ser, entonces, un símbolo de amistad y una plegaria para que subsista. O el temor de quedar afuera, de no pertenecer a la orquesta. El miedo a perderse en la soledad, como el portero del teatro (alberto), o el concertista (franz)”.

Franz dice:
“El final está de más, el resto, pasable”.
Alberto dice:
“te toca de nuevo...”
Franz dice:

“¿Qué vamos a hacer en estos días primaverales que ahora vienen de prisa? Esta mañana temprano el cielo estaba gris; pero si ahora uno va a la ventana, uno queda sorprendido y apoya la mejilla contra el picaporte de la ventana.
Abajo ve la luz del sol que en realidad ya declina, contra el rostro de la infantil muchachita que camina y se da vuelta; y al mismo tiempo se ve encima la sombra del hombre que viene más rápido detrás de ella.
Luego el hombre ha pasado ya, y el rostro   de la chica está   totalmente iluminado” (2)

Alberto dice:

“La muchacha se acerca a la ventana, corre las cortinas y mira con ojos ansiosos hacia la calle. Apoya la encendida mejilla en el frío del vidrio. El reloj de la calle da las cinco de la tarde. Los paseantes van y vienen a ritmo sereno. No hay prisas, y abundan los saludos al pasar. El tendero Gracchus ha cerrado temprano, y saluda con la chistera a las damas que cruza. Sabe de relaciones públicas. Ellas pasarán luego por su tienda. Un joven llega corriendo, mira ansioso el reloj, y luego se vuelve hacia la ventana de la muchacha, que sonríe y agita una mano en el aire. Él abre los dos brazos y saluda como un monigote. O un espantapájaros. La boca de par en par, la camisa se le desprende por debajo del saco. La gente lo mira al pasar y se vuelve. Ella torna a sonreír, y deja caer la cortina.
Una voz la llama a través de la escalera. Imperiosa, cortante. La sonrisa desaparece, el rosa de las mejillas también, y corre con pasitos cortos hacia la puerta de la habitación.  Abajo, el paseo continúa. El reloj de la calle marca las 5 y cuarto”.

Franz dice:

“Pues somos como troncos de árboles en medio de la nieve. Aparentemente están puestos sobre la superficie, y con un pequeño golpe se los podría mover. Pero no, no se puede, pues están firmemente unidos con el suelo. Ahora bien, mira, hasta esto es sólo aparente” (3).

Alberto dice:

“¡Ja, ja, ja, ja,ja!... ¡Ja, ja, ja,ja!... ¡Ja, ja, ja!  ¡Dejad por favor que me ría del mundo!
 - ¿Soberbia, arrogancia, engreimiento? No, nada de eso-. Es solamente el simple tañido de una campana mecida por el viento”.

Franz dice:
“Ganaste, Alberto. No puedo contestarle a esa risa. Me voy con el sonido de tu campana.”
Alberto dice:
“Espero volvamos a encontrarnos”.
Franz dice:
“Aquí estaré esperándote. El juego me parece interesante. Y recién empieza. Además, ¿adónde podría ir?“

Ref.:(1) La ventana que da a la calle; (2) Distraído mirar afuera, (3) Los árboles
de Contemplación