martes, 12 de junio de 2012

Una sola persona

                                  Kant definió la persona como “la libertad e independencia frente al mecanismo de la naturaleza entera, considerada a la vez como la facultad de un ser sometido a leyes propias, establecidas por su propia razón”. (J.Ferrater Mora, Diccionario de Filosofía)
   
    Dos amigos de mediana edad, E y C, sentados en un Café -Bar del centro de la ciudad. Finalizadas sus actividades, se han encontrado para beber algo juntos y charlar. E  manifiesta algo y C le responde con una proposición que suena insólita.
   -Parece una situación fabricada, un montaje poco serio sin viso de realidad- dice E con tono ligeramente admonitorio.
   -¡Realidad! A ver…dejemos de dar vueltas alrededor de las cosas y entremos en materia, si a la realidad la podemos objetivar como elemento concreto- contesta C.
   -¡Caramba! Nos estamos poniendo serios… A ver, dame un ejemplo-  pide E, levantando las cejas y echando el cuerpo hacia atrás, como para enfocar mejor a su amigo.
  - Eso que te parece a vos una situación fabricada, un forzado armazón teórico, es nada menos que una descripción novedosa, original de una realidad de las muchas que nos rodean e involucran, que no ha sido observada así hasta ahora- empieza C con tono pausado, midiendo el alcance de cada palabra del discurso. Espera la interrupción, que llega:
   -Tengo mis dudas de no haber escuchado o leído antes sobre esa argumentación…- E limita la originalidad de lo que C ha empezado a exponer, a lo que éste agrega:
   -Mejor. Dicen que la locura no compite con la realidad cuando se hace colectiva… Pero sigamos: La filósofa Laura Klein expuso su argumentación en el diario Clarín en 2005, y decía que era “tan irresponsable asociar el aborto con el homicidio como afirmar que el embrión no es persona”. Cuando leí la frase, borré inconscientemente la negación, y la construí así: “como afirmar que el embrión es persona”. Había leído el análisis que ella hace de los Códigos Civil y  Penal, y así el razonamiento me cerraba absolutamente.
   - Entonces te convertiste en un irresponsable…- rió E.
   - Mmmm, no. No me parece. No lo consideré un juego intelectual. Al contrario; la responsabilidad me obligaba a avanzar en lo que  vos considerás una tesis irreal.
    - ¡Más irresponsable aún…!  La Inquisición estaría golpeando en la puerta de tu casa para llevarte a la hoguera- completó E.
    - Como a Julio Cesare Vanini, en Toulouse en el siglo XVII, que puso en duda la inmortalidad del alma y propuso por primera vez que el hombre desciende del mono-  rememoró C.
  - Entonces avanzaste…
  - Sí. Así como visualicé cual golpe en la cara esa realidad, recibí otro golpe de rebote en la nuca, más fuerte y rutilante aún, cuando comprendí, de una y cabalmente, que la mujer, como el hombre, es una sola persona durante toda su vida, desde que nace hasta que muere, no obstante las etapas diferentes que vive relacionadas con la reproducción, - completó C con satisfacción y algo de orgullo.
   - ¡Ajá! ¡Una sola persona! ¡Como nosotros, ni más ni menos! Pero, decime: ¿cuándo alguno de nosotros ha estado “embarazado”? - E esbozaba una sonrisa algo despectiva.
   - Mejor no entres en esa, porque con la actual “reproducción asistida”, te auguro que verás a algún masculino grávido más temprano que tarde paseando por la calle y mirando vidrieras de ropa para bebés- completó rápidamente C, que no quería perder el hilo de los pensamientos…
   - ¡Vade retro Satanás!- gritó riendo E
   - Volvamos- dijo rápido C. - Definamos: Hombre y Mujer = Personas. Embriones, fetos, no nacidos, o sea, lo que los abogados llaman en latín  nascitorum: Proyectos de Personas. El momento del cambio, del quiebre, es el parto, el nacimiento, que como su nombre lo indica es el nacer, con el inevitable corte del cordón umbilical, el cierre definitivo e irreversible del canal de comunicación con el seno materno.
   - ¿Y entonces…?
   - Entonces son, efectivamente, tanto biológica como legalmente, dos personas. Dos personas similares, constitucionalmente y fisiológicamente, ya que, fijate la sutileza, ambas respiran igual desde entonces.
   - Ambas respiran igual… No lo había pensado antes,- medita E. - O sea que vos decís que el feto no respira…
    -  No, hombre, no respira con los pulmones. Recibe por la sangre el oxígeno que respira la madre. Eso es fisiología básica-  completa C, algo irritado por la ignorancia básica de E.
   - Si la mujer, como vos decís, es “una sola persona toda su vida”, la legislación actual sobre el aborto perdería vigencia- razona E.
   - Una realidad “real”  desplaza a una realidad “fabricada” a lo largo del tiempo, desarrollada para mantener el statu quo de supremacía y dominación del hombre  sobre la mujer…Todo un tema. Reconocido el estatus de persona única, la mujer entra en posesión completa de los derechos que otorga a todos los ciudadanos el artículo 19 de la Constitución Nacional. Pavada de trastoque. El embarazo pasa a ser un tema privativo del sexo femenino… - C se recuesta satisfecho sobre el respaldo de la silla.
   - …Siempre que no perjudique a terceros- apunta E.
    - “Terceros” son “terceras personas”.Un proyecto de persona que, si no nace vivo para el Estado nunca existió, como dice el artículo 74 del Código Civil, no constituye un “tercero”- enfatizó C.
    - Parece que tuvieras todas las respuestas…
    - Es que hay una trama artificial y fantasiosa, basada en un lenguaje ontológico con complementos místicos alrededor de estos temas. Leyendo, informándose,  pensando y reflexionando, uno busca desenredar el ovillo y aclararse por dentro…
   - Decías antes que la Biología te hizo descular el primer intríngulis… - Volvía E a un tema pendiente.
   - Mirá, el artículo 70 del Código Civil dice que “desde la concepción en el seno materno comienza la existencia de las personas”, y éste es un “concepto”. Concepción- concepto. ¿Ves cómo van juntos? Pero se ha, digamos, viciversado la realidad, asimilando la palabra concepto a la concepción. Interesante voltereta, ¿no?
   - A ver si puedo seguirte…-  E se arrima sobre la mesa, codos de por medio.
   - El concepto de persona, que deriva de máscara de los griegos, se lo intenta hacer confluir con el concepto de concepción, o mejor, de fecundación. Y aquí llegamos a la Biología.
    - ¡Ajá! Y ésta dice…
   - Que hasta el día 14 el óvulo fecundado, la célula origen de un  individuo, puede dividirse y dar lugar a dos, tres o más individuos…Puede ser singular o plural- afirma C.
    - Bien. O sea que no puede ser considerado exclusivamente el origen de “una sola persona”- agrega E.
    - No. Y además, hasta el día 24, fecha en que se cierra el neuroporo anterior, no hay sistema nervioso central, el cerebro que le dicen. Si el neuroporo anterior no cierra, se origina un “feto anencefálico”, no viable. Estos son conceptos científicos demostrados y demostrables. Por lo tanto, si de origen queremos hablar con certeza, deberíamos hacerlo a partir de esta fecha. Por otro lado, el embarazo, el “proyecto de persona”, biológicamente hablando, para la mujer, es en un todo asimilable a una situación transitoria de “parasitosis”, pues el embrión se comporta como un “cuerpo extraño” frente al organismo de la mujer, al punto que se encuentra “aislado” inmunológicamente de ella. El embrión y luego el feto, crece y se desarrolla a expensas de los recursos que encuentra en la sangre de la madre a través de la barrera placentaria. Aunque ella esté anémica y desnutrida y osteoporótica, él igual va a tomar todo el hierro, las proteínas o el calcio que pueda, haciendo abstracción del posible daño que pueda ocasionarle a ella. Guste o no guste el término, se comporta, orgánicamente, como un parásito, claro que a plazo fijo. Es por ello que existe el inc. 1º del art. 86 del CP, que sale en defensa de la madre ante riesgo de vida o salud- completa C.
    - Es duro lo que decís…- agrega serio E.
     - Con todo respeto lo digo, pero es nada más que una descripción de la realidad, no una construcción intelectual, y volvemos al inicio de nuestra charla-  termina C.
    - Realidad que puede no gustar a más de uno…
    - Mirá, no quiero aquí parafrasear a Serrat-. E ríe-, pero no hay que dramatizar con estos conceptos que no hacen más que llamar a las cosas por su nombre. Y te diré algo más: Desde tiempos inmemoriales la mujer ha sido y sigue siendo la garante, la más segura salvaguarda del fruto de la concepción. En definitiva, es la responsable por excelencia de la reproducción de la especie.
    - Cuando no decide abortar- agrega como espina E.
    - Mirá, nadie, incluyendo a la mujer que se lo practica a sí misma,  salvo los “causantes” (así los nombra el Código Penal), está a favor del aborto. Y a pesar de este hecho, que es desgraciado para todos, menos para esos “causantes”, que con él lucran y cómo, la mujer sigue siendo el pilar fundamental de la sociedad en este tema. El hombre es un accesorio. Importante accesorio, pero accesorio al fin. - C mira con curiosidad a E, esperando una reacción hostil.
    - No estoy tan de acuerdo en esto. Me parece que te estás arrinconando en un extremo- sugiere E.
    - Los extremos pueden resultar puntos de partida interesantes, novedosos. Mirá, para mí, la mujer- avanza definitivamente C -, es la depositaria, la poseedora por naturaleza, del supremo secreto de la vida. ¿Te gusta la frase?  A mí, me encanta. Deberíamos respetar sus decisiones, aunque no nos gusten, y no criminalizarla por no cumplir con nuestros mandatos de género, que vienen de la noche de los tiempos…
   - Para vos, este tema del aborto es menor…- dice E con gesto de duda.
   - Ni menor, ni mayor. Es un hecho, una realidad conectada con la reproducción humana, que es básicamente femenina. Es, fue y será una decisión privativa de ellas avanzar o no con un embarazo - completa C.
    - No estoy de acuerdo. ¿Y el marido, o la pareja…qué? - Y E empuja el mentón hacia delante, enfatizando la pregunta.
    - Puede influir, apoyar, acompañar para un lado o para el otro. Pero sólo eso. Tal como debiera comportarse el Estado, favoreciendo las condiciones para aumentar las estadísticas de los embarazos deseados. Trabajando “a través de la madre”, y no “ a pesar de ella”… Y brindarle protección y asistencia en caso contrario.
    - Quizá tengas razón… Al fin y al cabo, a pesar de la penalización, los abortos se siguen haciendo igual…- medita E.
    - …Clandestinos, y los más, en pésimas condiciones sanitarias, con las consiguientes complicaciones que llegan a la muerte en algunos casos- remata C, y se incorpora –. Salgamos- agrega-, descolgando el saco del respaldo de la silla del Bar. Se lo ajusta y, de espaldas a él, una mujer embarazada pugna por transitar entre dos sillas. E le sonríe, sentado aun, y opina:
     - Poco espacio incluso para una sola persona- y mira a C, que le sugiere:
     - Preguntale que es lo que siente. Ahí tenés la realidad vivita y coleando-. La mujer ha oído algo de la conversación, y los mira con curiosidad. E realiza la pregunta dando vueltas alrededor del concepto. Ella no entiende. Cree ser objeto de una broma, y amaga retirarse. Interviene C. Directo. Ella sonríe y responde:
     - Siempre he sido y seré una sola persona. Y esto- señala su abdomen prominente-, es mi mayor orgullo y mi mejor esperanza.
     Los amigos salen. En la calle, antes de despedirse, C repite:
- “Mi mayor orgullo, y mi mejor esperanza”. Y conste que no lo dije yo…- termina con una franca risotada.
   - Ya lo sé- agrega E-. Hay tanta retórica que se podría resumir en tan poco espacio…
   - Siempre es así, estimado. Estamos impregnados de facundia vacía, viciada de conceptos vetustos  y confusos, matizada por decisiones arbitrarias, producto de miedos irracionales o de concepciones mentales arcaicas….
     - Sí, lo esencial es…- empieza E, estirando una mano para despedirse.  C le responde mientras estrecha su mano:
     - Yo hace un rato evité a Serrat. Vos no me traigas de postre a Saint Exupéry…

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