sábado, 6 de julio de 2024

Variaciones sobre Los Trabajos y Los Dias

 

Oh, si no viviera yo en esta quinta generación de hombres, o más bien, si hubiera muerto antes o nacido después! Porque ahora es la Edad de Hierro. Los hombres no cesarán de estar abrumados de trabajos y de miserias durante el día, ni de ser corrompidos durante la noche, y los Dioses les prodigarán amargas inquietudes. Entretanto, los bienes se mezclarán con los males.  Hesiodo (~800 AC?) Los trabajos y los días. Libro I

 

 Viaje hacia otro despertar

 

     Señales: Están. Están desde siempre, creo,  como signos que esperan convertirse en designios. Exigencias no exigidas que esperan transformarse en funciones y trabajos, funciones y trabajos cuyos significados van a trastocar la realidad personal para poder expresarse sin velos ni subterfugios hacia  la otredad. Y al transformar la realidad, actuar como quien traspasa un velo desconocido hacia otra dimensión, otras dimensiones…

 

     Fuerzas: Están detrás de las señales. Aceptarlas es aceptarse  uno mismo, más no “en lo mismo, insistiendo en lo mismo,  encerrado en sí mismo”. Las fuerzas se evidencian de múltiples y variadas maneras, por momentos tan intensamente que resultan ineludibles. Está en uno percibirlas y sentirlas parte de uno, o ignorarlas y seguir “igual con lo mismo”. Cuando se empieza a entender esto, se tiene la certeza de que la búsqueda terminó. Y entender significa  aceptar las funciones y los trabajos que se deben cumplir. Cumplir no porque las fuerzas lo exijan. Al cumplir con una función “asignada” (por así decirlo), uno deja de evitarse y se encuentra, en completa libertad y en plena capacidad de uso de todas las potencialidades. Entonces, el individuo despierto crece, se amplía sin perderse, sin dejar de ser “sí mismo”, y participa en la construcción y el desarrollo del Equilibrio en la Armonía. Sin explicaciones, se comprende el por qué, el cómo, el cuándo, el dónde… En una palabra, se empieza a saber, y en ese comenzar a saber,   también se sabe que no se lo va a evitar. Sin retorno, sin culpas ni remordimientos, sin miedos ni engaños. Metafóricamente hablando, más que un cambio de piel, un trasplante cardíaco.

 

     Signos: Se elabora una lista de signos que, como una cadena, eslabón tras eslabón,  han señalado desde lejanos tiempos un destino posible, uno de tantos pero uno diferente a todos los conocidos,  que sistemáticamente se ha ignorado, cuando no, rechazado. Más cerca, comenzando desde el final para ir al principio; el año ha marcado definitivamente con su último día el fin, no de un ciclo sino de una sistemática, sistemática del pensamiento, de los sentimientos y de la acción,   cuyos significados la propia hermenéutica no lograba desentrañar por no contar con las herramientas adecuadas. Final de un ciclo, ahora sí, donde alternaron luces que deslumbraban y sombras de una oscuridad amedrentadora. El año siguiente, comienzo de un ciclo en el que se comprende el por qué, el cómo, el cuándo, el dónde. En una palabra, se sabe y se sabe que no se lo va a evitar. La luz no deslumbra, la oscuridad no atemoriza.

 

     Función y Trabajos: La función es estar. Y el primer trabajo es “mantenerse estando”. Adentrarse en la oscuridad, llevando hacia allí la luz, contención donde aparezca el desborde, sostén en el desequilibrio, afecto y compañía ante el desamparo y el desamor, seguridad de la presencia ante el abandono y el temor a la soledad. El estar y el mantenerse estando no es estático, es dinámico, variable, dúctil y versátil, mientras las señales se intensifican, los signos se multiplican y las fuerzas nutren y alimentan la propia fuerza. El siguiente trabajo, definirse, y hacerlo clara, sincera y honestamente, para que se entienda clara, sincera y honestamente, sin juegos que disloquen o interrumpan el flujo del mutuo accionar. La función que se requiere aquí es la de cuidar, proteger, estimular, acompañar ofreciendo el apoyo de una compañía inmanente que sirva de sostén a la otredad, para que, cuando sea, brote y se abra como una crisálida al aire luminoso que la ha esperado desde siempre. El último trabajo, saber que la propia función ha terminado al ver volar a la otredad hacia su propio encuentro con la vida.

 

     Almas Gemelas: Se habrá sido durante un tiempo (si aceptamos que el tiempo existe)  “alma gemela” de la otredad, con trabajos y funciones diferentes, con  un trayecto paralelo a desarrollar y cumplir y con lo que nosotros, los humanos mal definimos como “un principio y un final”. Porque  el encuentro de dos “almas gemelas” está destinado, es inevitable. Tarde o temprano siempre se produce, porque el crecimiento, el desarrollo y la evolución lo requieren y, conceptualmente, lo demandan. Esas almas gemelas que cumplieron con sus trabajos y sus días, que se encontraron y luego tomaron cada una su camino, o no, pues el destino no se anuncia in toto sino paso a paso, estarán siempre unidas, serán siempre libres una en la otra como participantes de un Todo. O no, pero eso ya tampoco importa. Superado el tiempo de ser y estar,  el resultado deviene indiferente pues lo acontecido queda afirmado en su propia, incontrastable realidad.           

           

 La guerra encubierta

 

     El sueño como ingreso a un orden vital de actitud saludable, en suma, de vivir la única condición personal que denota salud. La vigilia, y su manifiesta conciencia como una condición incompleta, insuficiente. de carenciada vitalidad, vivida como una posesión externa al yo íntimo, personal, profundo. Es la vida exterior que nos posee a través  del estado de conciencia. El estado onírico, inconsciente, es entonces la imagen más veraz e innegable de la vitalidad personal. No vivo verdadera y fielmente en otra dimensión que en ella. En ese estado soy yo y punto. Eso creo. En el otro, mi mundo consciente en el que veo, oigo, hablo, toco,  la vida externa vive por mí. Maneja burda o sutilmente los ejes del curso de mi persona al hacerla fluir en estado consciente y conducirla. Aunque la rechace, no sé si puedo, los mismos argumentos del rechazo significan  aceptación y sumisión. ¿Para qué, entonces, oponerle resistencia? Sonrío con buen humor cuando entiendo que da lo mismo resistirme que doblegarme y obedecer a los dictados de esa vida que no soy  y que se manifiesta y subsiste a través mío en mi estado consciente.  Ahora, obviamente, ella habla por mí. O yo hablo por ella, da lo mismo. ¿Por qué al presente dice lo que dice, o digo lo que digo? No lo sé. Avancemos.

     Cuando duermo y sueño, soy yo,  libre, libre de ella, de esa virtuosa vitalidad consciente que obsesivamente quiere poseerme, cuanto más tiempo, mejor. Para ella. Por eso debe ser que mi felicidad comienza cuando voy deslizándome hacia el mundo onírico, y me cuesta tanto volver a la vigilia. Lo difícil que me resulta despertar y abandonar mi vida para dejarme vivir, y hacer de hombre social, que se lava, viste, desayuna, besa a su mujer y a sus hijos, conduce el auto hasta su trabajo, se concentra en él, decide, yerra, acierta, fuma, bebe, almuerza, orina, quizá defeca, regresa, cena, conversa con su mujer, quizá, y quizá también con sus hijos, se baña, se acuesta, mira televisión, quizá hace el amor, y finalmente…hunde su cabeza en la almohada, cierra los ojos y se hunde en el sueño. Vuelvo a ser yo mismo, dueño tal vez de mi vida. Porque tampoco sé bien qué sucede allí. Sólo siento que mi vida verdadera, genuina, auténtica pertenece a ese ámbito. Se encuentra allí. 

      Como una enfermedad que no tiene cura, la vigilia diariamente me posee y sin discusiones me abandono al curso obligado de las cuestiones digamos, diurnas. La vida nocturna, la noche, por decirlo así, me pertenece. El flujo vital del sueño, que  no tiene dueño ni mandato, surge desde mi yo más profundo. Desde mi orden primigenio. Es tan pobre como volátil. Insignificante, insustancial, el yo onírico que sobrevive gracias al reposo nocturno (podría ser diurno), y curiosamente, sirve de alimento a la vida consciente. 

    A veces, mi verdadera esencia irrumpe en el estado consciente. Lo llaman ahora estados alterados, alucinaciones. Y provoca reacciones airadas, represión le dicen, por ingresar a destiempo, por intervenir en donde no la llamaron y trastornar el orden establecido de las cosas exteriores. De la vida conocida y sumisamente aceptada, o no.

      En resumen, lo que la gente llama reposo, descanso necesario es, en definitiva, el verdadero estado del ser. Pero la conciencia, ese estado de  la vida externa, eso que llamamos vigilia, el mundo, la vida en sociedad, el mundo material, y también el inmaterial, el prefabricado mundo espiritual, aparece, toma posesión, orienta, dirige y avanza hacia el progreso del hombre, de la humanidad (eso dicen), utilizando como alimento sin permitirle su completa expresión a  ese estado subliminal de no-conciencia, que sería nuestra esencia. 

     Curiosamente, la búsqueda de esa esencia a través de la conciencia es una batalla perdida, pues la conciencia, a pesar de no reconocerlo, conoce sus límites. Lo esencial se manifiesta en pequeños y aislados núcleos sin lógica ni razón, que sólo sugieren simplemente su existencia. Y lo vivimos en el sueño, sin saberlo, sin presumir su origen, su pertenencia. Simplemente lo dejamos ser. Simplemente somos.

     La enfermedad de la conciencia, su rapaz deseo de posesión ilimitada y la negación sistemática de sus límites, nos conduce a la muerte. Lo inconsciente, al evadir la ecuación espacio-tiempo, habla de lo permanente, lo siempre vivo, lo inmortal.

     Si existir equivale a soñar, y soñar equivale a ser uno mismo y vivir por uno mismo la propia vida, no somos dueños de lo que creemos es la vida, o sea, la vida consciente. No podemos dirigirla, no decidimos en ella. Nos invade, nos engulle, digiere y eyecta en y para su propio proyecto: El mundo conocido, el gran yo, formado por millones de microyos que, querámoslo  o no, somos parte del proyecto.

      Es por necesidad que la conciencia se subordina cada tanto  a la inconsciencia en el sueño. Es la cura ineludible para el yo enfermo diurno, pues la muerte ronda a la conciencia. Y el dolor de no ser es insostenible en el tiempo. Mantiene, entonces, una guerra encubierta. Batallas diarias, diariamente perdidas por la vida consciente. Embate lúcido y ciego al mismo tiempo, consciente sin remedio de su sino. 

      Sueño, luego existo. Pero algo se metió en el medio para lograr sus propósitos colectivos: La realidad consciente, de la cual somos envases, vehículos de ella que ven, oyen, piensan, hablan, actúan, crecen, se reproducen y finalmente mueren por ignorar su yo profundo, inconsciente, indeleble, siempre vivo, variable e inmutable al mismo tiempo. 

           Aclaración psicoanalítica

  Aquí y ahora, yo, la conciencia, la denostada conciencia, el tan mentado super yo de Froid,  pregunto: “¿Dónde quedan las pesadillas en tu esquema? ¿No será que ellas forman parte de una enfermedad de tu “memorable” vida onírica?”

     “Error”, respondo desde lo que ese señor denominó el ello. “Las pesadillas representan el extremo más  vital con que puedo manifestarme. Y esa denominación la pusiste tú. Yo las llamo desde otra visión y con otro lenguaje a esas intensas expresiones vitales, cuyo nombre no deseo confiarte… Llamalas como quieras, alucinaciones, estados alterados, pesadillas. Para mí, la vida misma…”

    Y yo, ignorando aún quién soy, y que les permito a ambos estados expresarse a través mío, he apostado mi vida al estado onírico, aunque reconozco que sigo dominado por la conciencia. Incómo sitio encontrarse en el medio entre los dos estados enfrentados Vaya, de todas maneras, un agradecimiento por la explicación, mister S.F.

     Y la guerra continúa…

 

    Dos  campanas para la Pax animi

                                             

       Ella, esa paz tan ansiosamente esperada, que se presenta de súbito. La observo como de reojo. La siento precaria, y pienso en otra cosa. ¡Que no se sienta descubierta, que sé que ha llegado!

    Ahora, esa paz me impulsa blandamente hacia la autosatisfacción, y yo le obedezco sin objeciones. Me lleva hacia el justo medio. Ni mucho de esto, ni mucho de aquello. Me ordena tomar las cosas con mesura. Y lo primero que debo hacer   es medir mi tiempo. Parecería que el hecho de perderlo (así llama ella a mi  estado contemplativo) es lo que impide alcanzar  una realización. Dedicarse a una saludable tendencia X, y a una positiva inclinación X’. Tener más de dos es perderse irremisiblemente. Satisfacer entonces a ambas en lo posible, y dentro de ese tiempo disponible. También aceptar la propia limitación  y emplearla como  estímulo para superarse (utiliza esta palabra  hasta la embriaguez). Hay que deleitarse con ella, pero no como el bebé con el seno materno. No hay que atraparla con ambas manos, para luego chupar con fuerza voraz de sus pezones. Tampoco deben tragarse sus frutos con angurrienta glotonería, porque luego vienen los regüeldos, las regurgitaciones y los vómitos, ineludibles consecuencias del apasionamiento, enemigo número uno de esa paz.  Deberán, entonces, evitarse las manifestaciones instintivas y los actos espontáneos. Manejarse sólo con la educación, la que, con sus complicados reflejos condicionados, se encarga de moldearlos  o disimularlos...Porque la educación  es algo así como la secretaria privada de esa paz que he ansiado tanto y que hoy está conmigo. Gracias a ella, ahora estoy situado en el medio de las cosas, en la tierra de nadie. Entre mis dos brazos, entre mis dos piernas, entre mis dos orejas, entre las sábanas de la cama, entre las paredes del cuarto. Entre el sí y el no, entre el blanco y el negro...

     Y  de puro meditar, he quedado solo otra vez. Esa paz  se ha ido Siento su ausencia  en mis vísceras El vacío me abarca ahora,   con una enorme y oscura  boca.  Percibía precaria a esa paz,  y no me equivocaba.

     Pero, afortunadamente, luego de un breve paréntesis aterrador, he abandonado con agilidad la tierra de nadie. Ya no estoy entre las cosas; estoy en las cosas. Ya no estoy entre el sí y el no. Ahora soy ambos, indistintamente. Esta sensación, que brota espontáneamente, me inclina a considerar a la anterior como una vulgar impostora.  Ahora debo preservar ésta nueva paz, cuidarla, impedir que se vaya. Para ello,  la seguiré ciegamente, aunque me lleve hacia el justo medio de las cosas. Aunque me enseñe a ver la realidad asépticamente. Aunque me obligue a medir mi tiempo...

                                                        II

 

     La paz sea con vosotros- despide el cura a sus feligreses, finalizando la misa. Pero esa pax animi no llega por el simple hecho de que se la emplace. Tiene otros prerrequisitos para tomar forma en el interior de quien  la desea y luego la invoca. Necesita canales especiales y exclusivos para circular, pues tan rápido como llega  se va. Y necesita un sitio adecuado donde guarecerse. Necesita provocar resonancia, reverberación, o sea   reciprocidad. Necesita tiempo para  ambientarse, para sentirse  “como en su casa”. Necesita eliminar interferencias. Necesita un campo de acción adecuado hacia donde impulsar sus designios, ya que es dinámica, y la inercia la hace desaparecer, como un copo de nieve al contacto con el calor de la  mano. A medida que su influjo y su accionar son percibidos por el sujeto en cuestión, forma una amalgama con las pulsiones vitales de éste, y unifica pensamientos con  sentimientos, dando lugar a los pensentimientos, que permiten al individuo analizar la calidad de las sensaciones y sentir el flujo  de ideas que va dando forma al  pensamiento.

     Esa paz plantea al sujeto un modus operandi diferente, donde son templadas las tensiones vegetativas, las urgencias viscerales, y las mismas pasan a integrar, en armonía con las otras áreas del sujeto, esa segunda naturaleza que posibilita,  tiende un puente, canaliza un lento y firme transitar “paso a paso”, que no por medido pierde intensidad, hacia una nueva dimensión que al  permitir ser “estirada” en el tiempo, en ese único tiempo que es el presente, transforma el punto en una línea, la línea en un plano, el plano en un cuerpo, el cuerpo en una sede, en la sede de esa paz que finalmente todo lo ocupa…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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