El camino de la Tierra,
¡cuán entregado es por cierto! Acoge al Cielo dentro de sí, y actúa a su debido
tiempo: Cuando lo posible (Lo Creativo) se vuelve real ( Lo Receptivo). I Ching.
I
Año 1969: Hacia un semifinal
de la especie
Sólo a la hembra le está
reservado el supremo secreto de la vida. Al macho, aceptarlo con
dignidad y, mientras pueda, acompañarla.
"Supongamos que por
casualidad o premeditadamente, algún representante del sexo femenino de la
especie humana descubre el método de separar, sin posibilidad de error, los
espermatozoides x de los espermatozoides y del semen humano. Supongamos que
también decide cultivar en gran escala células vivas de testículo humano, y que
de esos cultivos obtiene una producción suficiente de espermatozoides x como
para inseminar, en un momento determinado, a todas las mujeres fértiles del
planeta. Supongamos que éstas adhieren al proyecto de reproducirse
artificialmente, prescindiendo de la relación íntima con el sexo masculino. Una
hija por cada una bastaría para prolongar la especie con el sexo femenino,
exclusiva e indefinidamente. Y el hombre, en dos o tres generaciones, unos cien
años o poco más, desaparecería irremediablemente de la faz de la tierra. O
quizá quedarían algunos ejemplares para proveer de materia prima a los cultivos
productores de espermatozoides." (1)
El doctor Y, médico joven con
pocos años de recibido, de fértil imaginación y prolongados desvelos, enciende
tal vez el último cigarrillo de la noche, camina hasta el baño mientras la luz
de la luna se cuela a través de la ventana de la terraza, iluminando
pálidamente el silencioso ambiente a las tres de la mañana. El texto queda
prendido a la máquina de escribir; se acuesta aún fumando y ya piensa en su
actividad, en su dura profesión, mucho más inmediata, ya que antes de las ocho
de la mañana deberá estar trabajando en el Hospital.
En algún momento, cuando tenga tiempo, quizá vuelva a leer lo que dejó
escrito en esa hoja y a meditar sobre ello. Tal vez.
II
Año 2025 (9): El ocaso del
dragón (Ch'ien).
En
la Sala de Conferencias del Ministerio de Salud, reunidos con el ministro los
secretarios, científicos, técnicos, empresarios, sindicalistas, religiosos, en
fin, dirigentes varios representando una gran mayoría entre las fuerzas vivas
de esa comunidad.
El
técnico en Demografía extiende unos gráficos, mientras confirma datos en la
computadora, que zumba suavemente a un costado de la mesa de reuniones.
-En distintas ciudades de nuestro país el problema, si podemos llamarlo
así, es de crecimiento logarítmico. En otros lugares, el avance es menos
acentuado, pero en todos los sitios estudiados las cifras dan un sostenido
aumento. Como ustedes pueden apreciar en este gráfico- y señala unas columnas
cada vez más altas, paralelas a otras cada vez más bajas-, en los últimos cinco
años, la proporción ha evolucionado de 2,4 a 1 a 5,1 a 1. La tendencia es muy
firme. No hay posibilidades de error en nuestros cálculos. Además, cualquier
médico obstetra o de niños, partera o maestra jardinera lo puede confirmar,
porque la diferencia ya es un hecho.
-De mantenerse este ritmo, ¿cuándo se podría considerar irreversible?-
pregunta el ministro.
-Eso dependerá de la causal del fenómeno. Si sigue actuando sin
interferencias, liberada a su completo desarrollo y expansión, calculo que en
unos cincuenta o sesenta años la proporción podría estar en 99 a 1. Pero esta
proyección es aproximada, ya que habría que tener en cuenta otros factores que
irán agregándose al suceso, seguramente con consecuencias más serias, ya que las
tasas de natalidad caerán abruptamente ante la bajísima proporción de hombres
con respecto a las mujeres.
-¿Raíces probables de este acontecimiento, señores?- y la mirada
interrogante del ministro llega hasta tres personas de guardapolvo blanco. El
de mayor edad, doctor en Genética responde:
-Los niños que hemos estudiado, desde el punto de vista genético, son
absolutamente normales; sus padres también. Los espermatozoides de los adultos
estudiados, también cuentan con material cromosómico totalmente normal. El
tema, aparentemente, no pasa por la Genética. Nuestros colegas de Reproducción
Humana y los de Ecología y Medio Ambiente también han estudiado esto y pienso
que algo tendrán para decirnos.
El
más joven, sentado a la derecha de quien hablara, se pone de pie, se acerca al
pizarrón, a espaldas del ministro y comienza:
-Hemos estudiado "in vivo" la reproducción humana. El esperma
ha resultado absolutamente normal. Para quienes no lo saben, diré que en el
esperma de todos los animales, incluidos nosotros, hay dos clases de
espermatozoides: Los x y los y. Los primeros, casi iguales
genéticamente al óvulo, al unirse con éste producen una hembra xx; los
segundos, con importantes diferencias genéticas en el cromosoma sexual,
producen un macho xy. Ahora bien, si los espermatozoides son normales en
su gran mayoría, y cuentan con una proporción de 50% y 50%, los productos o
sea, los embriones, deberán mantener aproximadamente esa proporción. Así fue
siempre. Pero esto es lo que no está sucediendo de un tiempo a esta parte, ya
que hemos comprobado, y no una sino cientos de veces, que los espermatozoides y
disminuyen su vitalidad y movilidad inmediatamente de ser emitidos. Y el
contacto con secreciones genitales femeninas, incluida la membrana externa
ovular, literalmente los destruye. Los disuelve sin remedio, ya que ni siquiera
"in vitro" y luego de cientos de lavados, logramos fertilizar óvulos
con estos espermatozoides. Todas las drogas conocidas o sustancias
potencialmente tóxicas, radiaciones o cambios ambientales físico-químicos que
hemos estudiado junto con los técnicos de Ecología y Medio Ambiente aquí
presentes, y ellos lo pueden corroborar- algunas cabezas hacen gestos
afirmativos-, buscando alguna relación causal directa con este fenómeno, han
dado resultados tan pobres que debemos considerarlos negativos. Nuestras
conclusiones, por ahora, sugieren que han habido algunos cambios intrínsecos en
los espermatozoides y que aceleran exageradamente su metabolismo y reducen su
fugaz existencia a una mínima expresión. Si le agregamos la natural agresividad
del medio femenino hacia ellos, colaborando con su rápida destrucción, bueno,
los resultados están a la vista. Tampoco existiría un exceso del compuesto
denominado undecanal – que es un antagonista que bloquea el efecto del bourgeonal-,
ni habría errores en el olfato de los espermatozoides y, ya que sus receptores
olfatorios responden siempre satisfactoriamente al llamado del bourgeonal
(2). Entonces, creemos que el verdadero origen de este fenómeno aún permanece
en las tinieblas del conocimiento humano, y esa carencia, lamentablemente, nos
impide elaborar una estrategia que sirva como adecuada respuesta a esta curiosa
manifestación de la naturaleza- y dando por finalizada la disertación, suspira
y regresa a su asiento.
-En parejas que han procreado varones, los estudios han dado resultados
mínimamente alentadores- comienza otro doctor -. Pero percibimos una tendencia
a inclinarse hacia ese estado, llamémoslo así, de claudicación o rechazo.
Estudios de varones de estos últimos cuatro o cinco años nos indican que
cuentan positivamente con mayores posibilidades de que las futuras concepciones
sean del sexo femenino.
-Un muestreo al azar- intercala el demógrafo- con las reglas clásicas
estrictamente seguidas, nos indica que, tanto en medios urbanos como rurales,
cinco de seis mujeres en edad fértil se encuentran en condiciones de
reproducirse exclusivamente a través del sexo femenino. Y de las que aún pueden
producir varones, la tendencia es de aproximadamente uno en diez embarazos. Si
esta situación no se revierte a corto plazo, señor ministro, significará el
final del sexo masculino en un plazo no mayor de un siglo.
-En otros animales, ¿se tienen noticias de que esté sucediendo algo
parecido?- pregunta el ministro al biólogo presente.
-No, señor; no hay ningún dato que sugiera nada similar en el resto de
la reproducción animal. La especie humana tiene el privilegio - y sonríe con un
dejo de melancolía - de semifinalizar de esta curiosa manera.
-Con la bomba atómica por lo menos hubiéramos desaparecido juntos-
completa algún funcionario ofuscado.
-¿Por qué semifinalizar, doctor? ¿Cómo
cree que termina esto?- pregunta algún desprevenido de la audiencia.
-De la única manera que lo veo factible ahora, salvo que tomemos la
decisión drástica y apretemos el botón de una buena vez...
III
Año 2130 (6): La hora de
la yegua (K'un).
En un Hospital de alta complejidad, la doctora X reunida con su
equipo de colaboradoras en el salón anexo a su despacho. Todas ellas son
mujeres. Como quienes se encuentran en la recepción, en las tareas de
mantenimiento, en el área de servicios, en los quirófanos; hasta en las
ambulancias de paramédicos... Como son todas las personas que se atienden allí.
Como lo son quienes deambulan por las calles, circulan en vehículos por la
ciudad, comen en los restaurantes, se divierten en los cines y teatros, deciden
en las oficinas públicas, compran y venden en los comercios, en las empresas,
pequeñas o gigantescas. Como lo son quienes, formando pequeños núcleos
familiares o grupos comunitarios, residen en diminutos departamentos, grandes
casas o petit-hoteles.
-Debo comunicarles que hemos logrado viabilizar el proyecto-comienza
anunciando-. He recibido informes muy alentadores de los otros Centros
Experimentales, y, superada la última barrera biológica, de ciento cuarenta y
ocho experiencias piloto, más de cien han dado resultado positivo. Estamos logrando
lo que la ciencia ni soñaba cien años atrás, y apenas imaginaba posible hace
cincuenta años. La imperiosa necesidad de perpetuarnos nos llevó a tomar la
decisión de avanzar sin dudas por este difícil camino. Es por todas ustedes
conocida la dificultad que tuvimos para almacenar suficiente cantidad de
material reproductivo masculino- y al mencionar al compañero extinto, un
silencio absoluto se adueña de la Sala. La voz suave pero firme de la doctora X
vuelve a apoderarse de la audiencia:
-Cultivos de tejido
testicular fueron harto insuficientes; en algunos Centros las normales
radiaciones dispersas en el medio ambiente fueron suficientes para inactivarlos
hasta destruirlos. En pocos años, como ustedes saben bien, debido a la alta
demanda, se convirtieron en preciosísimo material por su significación,
fragilidad y rareza, y apenas pudimos inseminar una de cada mil quinientas
mujeres en edad fértil, y ello una vez en la vida-. Bebe de un vaso un largo
trago de agua, carraspea y luego retoma la conferencia:
-Como les informaba al principio, hemos superado las dificultades que
nos oponía la biología natural para lograr la fertilización del óvulo con
material nuclear de otro óvulo, haciendo realidad el Trasplante
Pronuclear (3), donde todos los genes nucleares, o sea, ambos juegos de
cromosomas haploides, provienen del sexo femenino. Son los cigotos denominados ginogenéticos,
cuya barrera natural era que mostraban desarrollo embrionario relativamente
satisfactorio, pero muy deficiente de las membranas y placenta. Y en el pasado,
los experimentos no resultaron viables. Porque los cromosomas derivados del
hombre y de la mujer, por lo menos algunas porciones del material genético de ellos,
resultan imprescindibles para el desarrollo normal del embrión, sus membranas y
la placenta. Del estudio del material genético masculino haploide con que
contamos -espermatozoides x - pudimos reelaborar, trasladar y modificar
los genes esenciales del material haploide femenino para que uno de ellos fuera
idéntico, genéticamente, al espermatozoide x. Esto no es para nada
clonación, y cada embrión es único, parecido sólo a sí mismo, y cuenta con dos
progenitoras distintas, que le proveen, cada una, su mitad genética. El
modificado funciona como un espermatozoide x. El otro, como siempre, es
el óvulo receptor. La única diferencia con las anteriores fertilizaciones
asistidas, es que de esta manera, ambos padres son femeninos.
Otro momento de incondicional
silencio se apodera de la Sala. Las colaboradoras han escuchado con crecida
atención, comprendiendo las inevitables e inexorables consecuencias de los
hechos relatados. La doctora X finaliza expresando en voz alta sus más
íntimos pensamientos:
-No vayan a creer que esta situación fue producto de alguna actitud
feminista a ultranza, o de rechazo final al sexo masculino, aunque alguna puede
sentirse justificada al pensar así-. Varias sonrisas surgen en los tensos
rostros, y algunas cabezas se mueven afirmativamente-. Aún siguen oscuras las
causas por las cuales nuestras antecesoras, en un momento determinado de la
evolución, comenzaron a ser fertilizadas exclusivamente con espermatozoides x,
y se perdió la capacidad para hacerlo con los espermatozoides y. Lo
demás, todas ustedes lo conocen muy bien. Este último paso, trabajosamente
logrado, no ha sido más que el resultado de una búsqueda desesperada por
mantener viva a nuestra especie.
Finalizada la reunión, cada una, sola, en pareja o en grupo, se aleja hacia su
lugar de trabajo. Quedan solamente la doctora X y una colaboradora
bastante allegada a la experiencia, quien, poniéndose lentamente de pie, se le
acerca con una sonrisa enigmática en el rostro. Ante el gesto de interrogación
de su jefa, pregunta:
-Doctora, tengo una duda desde que comenzamos con esta investigación...
-Sí, dígame lo que sea.
- Sé que
actualmente no es posible lo que estoy pensando, pero... si hemos logrado dar
este paso tan trascendente, podríamos luego dar el otro, para volver a ser como
éramos antes...
-No
le comprendo bien... explíquese mejor-. La doctora X observa con
curiosidad a su joven colega. Interesada, se sienta en una silla, y la otra
médica seguidamente la acompaña. Luego la mira directamente a los ojos y
avanza:
-Si hemos podido modificar al
material cromosómico haploide femenino, convirtiéndolo en un símil del
espermatozoide x, también podríamos intentar transformarlo genéticamente
en espermatozoide y, ¿no le parece, doctora?
-Es mucho más difícil... Tiempo
al tiempo, doctora. Usted va demasiado rápido; su planteo no está dentro de
nuestros objetivos prioritarios, y en ese sentido debemos primero afirmarnos
nosotras, como Sociedad Femenina, antes de hacer experimentos que puedan
alterar este equilibrio tan dificultosamente logrado...
-Entonces, lo que usted nos explicó con respecto a...
-Vamos a trabajar, querida, que ya se ha hecho tarde- y la doctora X
se pone de pie, sin esperar respuesta. Se aleja por el pasillo, inundado ahora
por el sol de la media mañana, con pasos firmes y rápidos, flameando a los
costados el guardapolvo abierto, hasta que una puerta de vidrio vaivén la devora
con un golpe rutilante de enceguecedora blancura.
Referencias:
(1) En el año 2007 ya se anuncia en los países del norte la aplicación de una
técnica segura para separar los espermatozoides x de los y. (La Nación, Ciencia
y Salud, ...2007)
(2) Science: Marc Spehr, Universidad Bochum-Ruhr, Alemania.
(3) Cl. Ped. de N.A. vol 2 1992- Genética Médica. Pág. 331: Herencia no
Tradicional, K.Duffin Austin y Judith G Hall